martes, 6 de marzo de 2012

ORGANIZACIONES SALUDABLES

          El ambiente laboral constituye una de las principales fuentes de estrés en la sociedad occidental moderna. El aumento de las demandas del entorno es considerado un estímulo estresante, cuya intensidad es mayor a medida que el sujeto percibe que las demandas rebasan sus recursos para afrontarlas, lo cual va a afectar a su salud personal y por tanto, a su salud laboral, al desempeñar sus tareas en el puesto de trabajo.
         La gran competitividad e inseguridad laboral así como las exigencias del medio, los cambios trascendentales en los enfoques de la vida y las costumbres, condicionan un ritmo que genera angustia, agotamiento emocional, trastornos en los ritmos de alimentación, actividad física y descanso, dolencias físicas, psíquicas y factores de riesgo en la salud de los individuos. A pesar de que riesgos como el mobbing o burnout están estrechamente relacionados con el estrés laboral, constituyendo una etapa final en la que el individuo queda en una situación de agotamiento de los propios recursos, estas situaciones tienen características propias que los diferencian cualitativamente de un estrés laboral agravado.
          Existe una tendencia a analizar la salud en el entorno laboral desde la óptica del empleado, por lo tanto de una forma individual; pero, por el contrario, también es necesario abarcar el problema desde la perspectiva organizacional. Esto hecho reside en el mismo interés económico que las propias organizaciones tienen, las cuales circunscriben la problemática a aspectos vinculados al propio individuo o a aspectos de vulnerabilidad ante el miedo del coste, que puede suponer para las empresas la responsabilidad, en materia de salud en el entorno laboral. En muchas ocasiones no se tiene en cuenta que los costes de no contemplar políticas de prevención de riesgos laborales en las organizaciones son mucho mayores.

7 comentarios:

  1. Y esto es así porque la "salud" se refiere alas personas físicas y no a las jurídicas. Y sólo la "debacle" mental de gente que confunde "costos" (término económico) con "salud" (referido a un estado o condición de un ser vivo) puede llevar, y de hecho lleva, a realizar escritos, análisis y estudios absurdos como el de esta entrada del blog.

    Es muy triste esa perspectiva cuasiunidimensinal de "homos economicus moderada" (amistosa) que manejan los servicios de recursos humanos de las empresas (Para tu información yo no soy un "input"). Muy triste. Como se puede tener la desfachatez de analizar los riesgos labores desde un punto de vista ontológico, en términos de salud, de un ente no humano ni siquiera vivo (por favor no me valen teorías de empresa=macrooganismo, que son estodavía más tristes, hipócritas y degenerados).

    ¿De verdad os pagan por estas cosas?

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  2. Estimado Javi,

    Antes de nada quisiera agradecerte el comentario que has realizado ya que muestra una preocupación común por el tema expuesto. Como has podido comprobar tras la lectura de los breves párrafos que he expuesto, planteo la necesidad de hacer un análisis desde esas dos ópticas o perspectivas, la dimensión humana y la dimensión organizacional. No planteo que una prime sobre otra en ningún momento.

    Por supuesto que el término salud se vincula al individuo como ser humano, pero igual de correcto es hablar de organizaciones saludables como aquellas que deben, a nivel interno, actuar de forma saludable y responsable respecto a sus empleados con el objetivo de que sus acciones no repercutan de forma negativa en ellos; dado lo cual, no se puede rechazar de pleno el optar por presentar como argumento a las organizaciones que esa inversión en políticas de Prevención de Riesgos Laborales les(PRL) va a suponer un ahorro, dado que lamentablemente o no, el lenguaje económico es el que entiende la organización como ente no humano al que tú te refieres cuando hablo de organizaciones. Por lo tanto, quisiera dejar muy claro que no se trata de confundir costos con salud, se trata de identificar muy bien a que interlocutor nos dirijimos, en este caso la organización, y como debemos transmitirle el mensaje para que actúe; y si se lo tenemos que transmitir como un ahorro de costes para él, lo veo perfectamente lícito ya que en definitiva estará repercutiendo positivamente en cada uno de los trabajadores, lo cual te puedo asegurar que a nivel personal es lo que me resulta más importante. Es decir, si le tengo que vender a una organización la idea de que las medidas de PRL le van a suponer un ahorro económico a largo plazo(único lenguaje que puede que entienda)¿dónde está el problema? Considero que en ningún lado, si eso la motiva a desarrollar políticas saludables en su estructura interna, es por ello que considero que no deber ser censurable ya que se estará logrando una repercusión beneficiosa para el trabajador.

    Tampoco se puede ni circunscribir ni limitar taxativamente el concepto de organización saludable al análisis de los riesgos laborales ya que existen otras muchas dimensiones a tener en cuenta como el diseño del puesto, el clima organizacional, el futuro en el puesto, el ajuste psicológico al trabajo o el bienestar y salud de los empleados entre otros muchos.

    Wilson y sus colaboradores definieron en el 2004 una Organización Saludable como aquella que se caracteriza por sus esfuerzos intencionales, sistemáticos y participativos para maximizar el bienestar de los empleados y la productividad, proporcionando empleos bien diseñados y significativos, un ambiente social y organizacional de apoyo, y oportunidades accesibles y equitativas para el desarrollo de la carrera y mejoras de la calidad de vida laboral. Esta es la idea de partida que constituye la base de los párrafos que escribí en la entrada que comentas.

    Sin embargo, agradezco nuevamente tu comentario ya que me permite quizás aclarar la postura que trataba de transmitir desde un primer momento, al mimso tiempo, lamento que te haya podido llevar a otra interpretación alejada de la que pretendía mostrar.

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  3. Gracias por tu respuesta y especialemnte por el tono concialiador del mismo. Pese a que siga discrepando en cuanto al contenido, valoro enormente tu educación ante una respuesta mía que, una vez releída, peca de ser airada y hasta podría decir que un tanto ofensiva en las fomas. De nuevo gracias.

    Ahora la contrareplica: (un poco larga espero que tengas paciencia y la leas entera y me contestes) el problema no deriva únicamente de la confusión entre “costos” y “salud” y su justificación en aras de un más que improbable entendimiento con el interlocutor (empresa), al margen de que, en términos de salud organizacional, se quieran incluir otras dimensiones que mencionas. El problema o problemas que yo veo son:

    1. El interlocutor es una empresa. Falso. El interlocutor pese a que goce de una condición jurídica de “persona” con ciertas capacidades, es decir potestades o derechos y obligaciones no es una persona. Dicha ficción funcional y práctica (asumida legalmente) no evita que al final no sea una máquina sino personas físicas las que en última instancia tomen las decisiones. El problema en definitiva es de diálogo entre personas: trabajadores que quieren proteger sus derechos y personas que quieren en última instancia maximizar sus beneficios. Si la maximización de beneficios pasa por corroborar que un ambiente de no explotación de los empleados repercute positivamente en la productividad es otra historia. De hecho, y esto es lo importante, debería repercutir en un tercer interlocutor que es el legislador, el cual debería mediar en dicho dialogo no en connivencia (te remito a la nueva reforma laboral por ejemplo) con el empresario sino en defensa de la parte más debil de la relación (generalmente el trabajador), es decir aquella que en última instancia vincula la dignidad de su vida y “salud” (la única de verdad”) al trabajo. Es decir, que en definitiva, ese “supuesto ente” no dejan de ser personas que lejos de hablar un “idioma” distinto, el económico, hablan el mismo que el tuyo o el mío; de hecho, lo único que difiere es una o dimensión perfectamente tangible para los psicoólogos que es la “ética”. Unos se guían por unos motivos y otros por otros. No se trata de convencer a una de las partes con su lenguaje sino de reflexionar sobre si dicho lenguaje es válido psrs un diślogo equipotencial.

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  4. 2. Obviamente del primer punto espero que entiendas que para mi dicho lenguaje no es válido. No lo es porque tras el robo del lenguaje por parte de la pseudociencia económica (la cual más bien semeja una pseudoreligion con todos sus mitos: crecimiento ilimitado, beneficios, costos, externalidades, etc); tras dicho robo se produce un “rapto” o secuestro del pensamiento y nuestra forma de pensar. Es tal esta “idea fuerza” del capitalismo que llegamos al absurdo de evaluar las dimensiones humanas desde la perspectiva de la economía (en este caso de mercado y muy concretamente neoliberal y por lo tanto de sus actores principales las empresas). Es tal la confusión que la economía en lugar de estar para servir a las personas, son las personas las que están para servir a la economía. ¿Donde nos equivocamos? Tengo mi opinión al respecto pero la que quiero resaltar aquí es que desde instancias académicas y universitarias se promueve un pensamiento que en definitiva legitima tal situación. No se trata de dialogar con un interlocutor en sus términos sino en definitiva de reflexionar acerca de si los términos planteados por el interlocutor son válidos para el diálogo. Lo que solemos descubrir al final es más que un diálogo con lo que nos encontramos es con un monólogo.

    3. En términos económicos esto se explica desde la diferencia entre Economía Neoclásica (como ciencia absoluta de cuyo cementerio intelectual renace esta versión neoliberal que guía el sistema actual, sus empresas, organizaciones, mercado laboral, etc ) en oposición a una Economía Ecológica o Bioeconomía que realiza un enfoque transdisciplinar en la cual la economía está regida (y por ende su lenguaje) desde una perspectiva sociológica, biológica, histórica, geológica, antropológica, física, psicológica, etc. En definitiva no se explica al hombre (y en este caso su “salud” ) desde términos económicos sino la economía desde términos humanos. Puesto que la economía no debería ser nada más que cómo gestionamos determinados recursos. Cabe señalar aquí una vertiente amable y social igual de hipócrita o más que el propio neoclasicismo del cual deriva que es la denominada “Economía Ambiental” y su consiguiente ecocapitalismo “friendly” (es decir como contaminar menos para contaminar más tiempo o como joder al trabajador menos para seguir jodiéndolo – perdón por los términos- y de la que son muy amigos el nuevo socialismo europeo de cara amable. Te remito a la noticia de hace unos días del nuevo puesto de trabajo de la ex-ministra de economía Salgado autora de la ley de Economía Sostenible del pasado gobierno)

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  5. 4. Desde un punto legal me remitiría a la ficción de “persona jurídica”. Veo que me extiendo mucho pero mencionaré simplemente que debido al hecho de la connivencia antes mencionado entre legisladores y empresarios (así como legitimada desde instancias académicas a las cuales creo que tú representas) se produce por ejemplo el hecho de que una técnica legal como es la de “el levantamiento del velo” para exigir responsabilidades a las personas físicas detras de las sociedades con responsabilidad limitada (tanto en su variante anónima como limitada principalmente) no cuaje nunca en texto legal concreto y quede en una mera técnica en definitiva legitimada sólo jurisprudencialemte (acumulación de sentencias en una misma dirección).

    Por todo ello la importancia del lenguaje preciso y el pensamiento coherente porque sino legitimamos lo que a lo mejor con buena voluntad queremos evitar. Insisto en mi crítica: obviamente pudes utilizar el término “salud” incluso literariamente si te place, pero desde un punto de vista académico es importante una correcta aplicación de los términos. En definitiva creo que es imposible una ambiente como el que describes en términos de “salud” porque esa dimensión humana no puede tener su rflejo en una estructura no humana regida por un sistema basado en los principios de codicia, competencia y acumulación (esenciales en un sistema capitalista – incluídas todas sus “friendly” variables) en lugar de los de solidaridad, cooperación y compasión. En cuyo caso ya no tendríamos esta discusión porque no sería un esquema de empresa capitalista (e incluso de de producción centralizada) basado en la eficiencia sino un modelo humano de organización basado en la suficiencia y el bienestar (obviamente las labores de un departamento de recursos humanos en este caso serían muy diferentes)

    Un abrazo. Espero tu respuesta.

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  6. Perdón por las faltas o errores ortográficos debido a la velocidad.

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  7. Muchas gracias Javi por haber ampliado tu explicación al respecto. Te lo agradezco enormemente ya que en definitiva ése es mi interés, no la polémica en ningún caso, pero sí el poder tener la oportunidad de que mi aportación sea analizada desde otro prisma, ya que lo considero enriquecedor en cualquier momento.

    Sí que quisiera comentar antes de nada que no represento ni pretendo representar a ninguna institución ni académica ni de ningún otro tipo. Toda información que transmita a través de este blog será siempre a título particular y no representa a nadie más salvo a mí. Por lo tanto, serán siempre análisis y reflexiones personales.

    Como puedes observar, mi interés en este área en concreto parte del campo de la Psicología, dado lo cual el análisis que haces no me puede resultar distante para nada, aunque al tratarse de análisis desde diferentes perspectivas y disciplinas considero que también sigo discrepando al igual que tú en la base de la argumentación utilizada.

    Comparto tu idea de que el problema es de diálogo entre trabajadores que quieren proteger sus derechos y personas que quieren en última instancia maximizar sus beneficios. Y por lo tanto, se trata de reflexionar sobre si ese lenguaje es válido o no, o en qué términos se desarrolla, si estos son válidos o no lo son, con el peligro del monólogo que apuntas.

    Pero insisto en el planteamiento del que parto acerca de la posibilidad de analizar la conceptualización de lo que es una organización saludable a partir de la percepción que tienen sus miembros, analizar qué aspectos determinan el clima laboral en una organización, qué elementos definen la salud en un entorno laboral, qué importancia conceden los trabajadores a aspectos relacionados con la salud laboral. En definitiva, analizar la percepción social de la salud en el ámbito de las organizaciones. Es decir, analizar dicha percepción en base por ejemplo a las dimensiones que apuntaba anteriormente u otras según el marco téorico del que partamos.

    Como puedes ver mi interés se centra más bien en el análisis de la dimensión humana y la percepción de las personas que integran esa dimensión, dentro de la organización, entendida ésta como sistema social que coordina el comportamiento de las personas por medio de roles, normas y valores, siendo esta coordinación la que permite alcanzar determinadas metas que el individuo no podría alcanzar por si solo, o que serían de dificil consecución.

    Considero muy importante el poder analizar las prácticas organizacionales que pueda desarrollar una organización como la comunicación abierta, la implicación de los empleados, un entorno que potencie la salud, un concepto de trabajo significativo, los procesos de aprendizaje y renovación, una valoración positiva de la diversidad, una gestión de recompensas y reconocimiento equitativo, seguridad económica, un fomento del equilibrio entre vida de familia y vida de trabajo; y realizar todo esta exploración desde el estudio de la percepción de sus miembros.

    Realizamos análisis diferentes desde disciplinas diferentes por lo cual no vamos a coincidir en las conclusiones o en la metodología empleada.

    Agradeciendo nuevamente tu planteamiento sí que quisiera seguir contando con tus aportaciones en posteriores publicaciones ya que insisto en la utilidad de ver un mismo tema desde diferentes perspectivas.

    Recibe un cordial saludo.

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